¿Sabías que en los últimos 100 años las horas de sueño de los países industrializados han disminuido? En concreto, a día de hoy dormimos una media de 1,5 horas menos que nuestros bisabuelos.

El insomnio se ha convertido en una auténtica pandemia silenciosa, que afecta al 40% de la población (según la Organización Mundial de la Salud). 

Ya sea por tus malos hábitos o por tu ritmo acelerado, la manera en la que vives también termina por afectar a tus noches. Y, a la larga, puede incluso disminuir tu esperanza de vida. 

De hecho, no dormir puede llegar a tener consecuencias mucho más graves que estar cansado o de mal humor, ¿conoces cuáles son? En este artículo, vamos a revisar los principales motivos por los que quizás no duermes y qué consecuencias puede tener privarte del descanso que tu cuerpo necesita.

Principales motivos por lo que no dormimos

Cuidar de nuestro sueño es un punto clave para nuestro bienestar, al nivel de la nutrición o del ejercicio físico. A pesar de ser conscientes de ello, en muchas ocasiones tomamos decisiones que afectan directamente a nuestras horas de descanso y que pueden perjudicarnos a la larga. Estos son algunos de los principales motivos por los que nos cuesta dormir:

  • Pensar que “dormir es una pérdida de tiempo” – Durante muchos años, personas con altos cargos o reconocidas por ser todoterreno han presumido del hecho de no necesitar de muchas horas para descansar. Sin embargo, las horas de sueño son la parada técnica de tu cuerpo. Dormir poco, sobre todo para personas con una alta carga cognitiva (como en cargos como los directivos o líderes), va a afectar de manera directa a tus habilidades.

  • Un ritmo de vida desorganizado – No disponer de una rutina marcada también puede tener un efecto directo sobre el descanso. Aquellas personas que tienen un trabajo con unos horarios irregulares o no siguen un patrón a la hora de comer, alteran su ritmo circadiano (el ciclo que regula los cambios físicos y mentales) y, de manera indirecta, a tu sueño.

  • La ansiedad o el estrés – El estrés y la ansiedad funcionan como una alarma que activa nuestro cerebro para que se prepare para “luchar o huir” ante una situación de peligro. Este mecanismo puede ser muy útil en algunas ocasiones. Sin embargo, en muchos otros casos, esta amenaza percibida puede ser fruto de la imaginación (por ejemplo, preocuparse de algo que todavía no ha sucedido) y afectar a tu bienestar, sin que puedas hacer nada por solucionarlo. 

 El sueño y la salud mental

De hecho, la relación entre enfermedad mental  y la privación de sueño del descanso es muy estrecha: el 90% de las personas que sufren de ansiedad o depresión sufren tienen alguna alteración en el sueño. Esta relación es preocupante, ya que ambas afectaciones pueden retroalimentarse y hacer que la persona caiga en un círculo vicioso.

Entonces, al igual que te preocupas por ir al gimnasio o por comer sano, cuidar de tu sueño también debería ser una de tus principales prioridades. ¿Por qué? Pues porque el sueño es como el taller que te ayuda a reparar y a revisar el desgaste de tu vehículo vital: tu cuerpo.

Además, la calidad de tu sueño está relacionada de manera directa con tu esperanza de vida. En otras palabras, invertir tiempo en entender cómo puedes mejorar tu descanso, es dedicar esfuerzos en mejorar tu vitalidad y tu calidad de vida. Porque no dormir acorta tu vida. 

 ¿Pero cómo afecta exactamente la privación del sueño? Vamos a ver cuáles son las consecuencias directas de no dormir de manera adecuada.

Consecuencias a corto plazo

Es muy probable que, en los días que no duermes bien, ya veas un efecto directo en la calidad de tu rutina, ¿verdad? En concreto, privarte de un descanso profundo puede afectar a tus relaciones y al rendimiento de tu trabajo. De hecho, estas son las principales consecuencias de no dormir a corto plazo:

  • Relaciones conflictivas – Empiezas el día de peor humor y es posible que te sientas más irritable o apático. Eso es debido a que la privación de sueño afecta directamente a la amígdala (donde surgen las emociones más fuertes) y a la corteza prefrontal (que regula el pensamiento lógico).

  • Pérdidas de memoria – Durante las dos últimas horas de sueño, es cuando tu cuerpo se centra en reparar la parte mental. Por lo tanto, si solo duermes 5 o 6 horas, lo más probable es que termine afectando a tu rendimiento cognitivo y a tu memoria.

  •  Mayor probabilidad de accidentes – Dormir poco va acompañado de un sentimiento de fatiga y malestar durante todo el día. Ante imprevistos en la carretera o en el entorno laboral, es probable que te cueste reaccionar a tiempo o, incluso, quedarte dormido en el volante.

Consecuencias a medio y largo plazo

Sin embargo, dormir poco no solo afecta al corto plazo. Al largo plazo, las personas que tienen problemas para descansar suelen tener una esperanza de vida más corta y experimentar un envejecimiento prematuro. Por lo tanto, si crees que estás “perdiendo tiempo” al dormir, puedes quitarte esta idea de la cabeza: descansar es una inversión directa para tu bienestar y para aumentar tus años de vida.

Además, las personas que duermen poco, suelen tener mayor predisposición por desarrollar enfermedades como el Alzheimer, la ansiedad, la diabetes o la depresión

Por otro lado, descansar bien tiene un efecto dominó muy positivo, que te ayuda a despertarte con más energía y vitalidad, mejor humor y pensamiento más positivo y con ganas de llevar empezar a cultivar hábitos más saludables. En consecuencia, gracias a una buena rutina de hábitos, también es más fácil evitar la obesidad o a los problemas cardiovasculares.

¿Qué hacer si no puedes dormir?

Si en estos momentos tienes problemas para dormir y quieres solucionarlo, lo primero que tienes que saber es que la manera en que vives tu día afecta de manera directa en cómo vas a dormir por la noche. 

Por eso, el primer paso que deberás hacer es empezar a cambiar tus rutinas de día. Puedes añadir ejercicio físico, preparar comidas menos copiosas, reducir el tiempo de pantalla o crear un ritual para irte a la cama.

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